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Tienen más de treinta años y siguen pidiendo vía.

En Cuba aún transitan por las calles autos fabricados hace varias décadas que a pesar de su edad siguen siendo una forma de transportación funcional en la Isla.

Los conocidos “almendrones” visten de gala las avenidas de la capital y de todo el país con sus “remiendos mecánicos” que son efectivos en la actualidad.

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Y es que sorprende a la vista de cualquier transeúnte, local o foráneo el estado de estas “momias automovilísticas” que todavía resultan imprescindibles para el cubano.

Las marcas varían constantemente peor la calidad de la mayoría de estos autos está más que comprobada. En esos casos encontramos a los Plymouth, Ford, Chevrolet, Cadillac entre otros que insisten en sobrevivir tras el paso del impecable tiempo.

Estas “joyas” de la industria automovilística estadounidense llegaron a Cuba antes del triunfo de la Revolución y han trascendido de generación en generación hasta llegar a nuestros días.

Seguramente ni los mismos creadores de estos modelos imaginaron la excelente durabilidad de los componentes originales y mucho menos pensaron que formarían parte del transporte prácticamente todo un país.

Muchos son utilizados como taxis  para transportar personas ya sea dentro o fuera de las ciudades. Con retoques del siglo XXI los “almendrones” son preferidos por sus sueños y usuarios por su fortaleza y capacidad para seguir en pie aún tras disímiles modificaciones técnicas.

En muchos casos, los autos clásicos pertenecen a clubes estatales o no que se ocupan de su mantenimiento y también son símbolo de admiración por parte de quienes visitan Cuba.

Podemos afirmar entonces que los mencionados autos sí pertenecen al pasado en cuanto a su fabricación pero aquí en Cuba forman parte de la realidad diaria del cubano de a pie.  

La historia de Cuba ha escrito sus ricos pasajes sobre sus autos. Cuba, en definitiva, es un museo rodante.

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