A sus 78 años, Nidia Silva nunca nadó entre delfines, hasta que una organización no gubernamental (ONG) de Miami le colocó un casco de realidad virtual para que cumpliera uno de sus sueños, como parte de un tratamiento experimental contra la depresión y el aislamiento en la vejez.

El reporte llegó desde el Parque Dominó, ubicado en La Pequeña Habana, una barriada donde normalmente suelen reunirse emigrados de la mayor de las Antillas para conversar sobre la realidad y la política cubana, además de mantener vivas algunas tradiciones en suelo estadounidense.

Fue precisamente desde allí donde algunos cubanos de la tercera edad dijeron sentirse muy emocionados luego de “haber visto el mar de Cuba” como aseguró Nidia Silva de 78 años de edad, y quien emigró de la isla desde los 19 años para jamás volver.

 “Vives un mundo que no conoces, pero que es muy lindo y muy importante para mí observar”, afirmó la abuela tras quitarse el casco que la transportó a su isla natal, y evocar aquellos días de felicidad y juventud.

El que puedan volver a experimentar esas sensaciones se lo deben a la francesa Alexandra Ivanovitch quien, gracias a una iniciativa nombrada VR Genie les ha posibilitado a estos ancianos cubanos, transportarse nada menos que a esos lugares que añoran, como son el malecón de La Habana, el fondo del mar o a la cima de una elevación montañosa.

“El objetivo de la terapia es contrarrestar la soledad y el aislamiento social que suelen padecer estos ancianos, sobre todo cuando viven solos o en un home y con pocas distracciones”, apunta La Jornada.

La experiencia se enmarca en los avances que hoy se han conseguido al aplicar la realidad virtual con el objetivo de ayudar a las personas con tendencias depresivas, ansiedad, o síndrome del estrés postraumático, así como otros problemas de salud mental.

 “Usamos la realidad virtual para cumplir los deseos de los mayores. Si quieren ir a algún lugar en el mundo los podemos llevar”, explicó la doctora en humanidades digitales.

El proyecto contará con el financiamiento del Condado de Miami Dade para facilitar los cascos de realidad virtual en los homes una vez que Ivanovitch logre expandir la biblioteca de sueños.

Al parecer entre los destinos más populares hasta ahora ha estado la isla de Cuba, pues muchos de los pacientes han solicitado un paseo por su patria añorada. Los pacientes se han mostrado dichosos de poder revisitar esos lugares recordados, aun cuando las diferencias pueden ser marcadas entre el país que dejaron y el que ahora pueden apreciar.

Según algunos estimados existen más de dos millones y medio de cubanos que residen fuera de su país. Algunos estudios precisan que alrededor del 74 % de la población cubana radicada en el exterior vive en territorio de los Estados Unidos, radicadas fundamentalmente en estados como La Florida Nueva York, Nueva Jersey, La Luisiana y en el Distrito de Columbia, en ese orden de prioridad.

La mayor parte de los ancianos emigrados dejaron la isla tras el ascenso de Fidel Castro en 1959, cuando emigraron de manera casi masiva a los Estados Unidos, estableciéndose fundamentalmente en Miami.

Esos primeros emigrantes salieron de su país debido a las políticas adoptadas por la isla, tras asumir una proyección marxista leninista, y algunas medidas como la expropiación de tierras y propiedades, negocios, fábricas, compañías, y la consiguiente estatización de toda la economía insular.

Un sector considerable de esos abuelos jamás regresaron a la isla y muchos de ellos han muerto con la añoranza por volver a transitar las calles y parajes que forman parte de su memoria afectiva, algo que de alguna manera han podido remedar con la realidad virtual y este proyecto tan singular.

La Jornada no precisó si los ancianos dicen encontrar semejanzas entre aquella Habana que un día dejaron atrás y la imagen que hoy exhibe al mundo la capital cubana.

Foto de Portada: Afp