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Los cubanos más jóvenes no prefieren los tradicionales juegos infantiles

Desde hace varios años los más jóvenes de casa prefieren conectarse con su PC o Play Station para jugar por ejemplo, Warcraft, antes de invitar a sus amigos a jugar a los famosos escondidos. ¿Por qué?

Las causas pueden ser múltiples. El avance de la tecnología es innegable y el acceso a ellas ha sido mucho más rápido que décadas atrás. Quizás se nos ido entre las manos el hecho de que nuestros hijos sientan mayor inclinación por esos juegos digitales.

Desde pequeño el niño está viendo a sus padres utilizar, casi constantemente, sus teléfonos móviles. Sienten una atracción por los celulares, Play Station o computadoras que no sentimos los nacidos dos o tres décadas atrás. Claro, nacieron el llamada “era digital”.

En muchos casos estos “adictivos” juegos emplean la violencia para resolver misiones, construir reinos o cumplir alguno de los tantos niveles. En este aspecto cumple un rol fundamental la familia. Es vital saber motivar al niño a que se divierta mediante el juego tradicional que lo mantiene ocupado y la vez es sano.

Sin obviar lo novedoso, es necesario que el niño alterne ambos tipos de juego y dedique tiempo a socializar con sus amigos, elemento importante en su porvenir.

¿Recuerda usted su niñez? Reviva esos momentos de esparcimiento jugando a los escondidos, a los agarrados o simplemente pelota o fútbol con su hijo. ¿Cuánto tiempo hace que ve a algún niño empinar un papalote, bailar un trompo o jugar a las bolas? Cuanta nostalgia, ¿verdad?

Estas tradiciones parecen un poco desaparecidas tras la llegada al país de medios que permiten jugar simplemente sentado, acostado en la cama, mientras esperamos una guagua o incluso caminando.

Lograr un balance en las formas de juego de nuestros hijos es tarea de cada padre. Con ello posibilitaremos un entretenimiento adecuado, ideal para las diferentes etapas de la niñez.

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