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La isla ocupa el puesto 19 en el ranking mundial de los 50 países cuya población masculina está mejor «equipada»

Los hombres y sus traumas «dimensionales». ¿O será demasiado categórico de parte de una mujer llamarle «trauma» a su evidente ansiedad hacia el tema de las medidas? Me excuso de antemano porque de sobra sé que muchos son impermeables a tales angustias, pero otros tantos, victimizados por la falocracia de la cultura trap, se han tomado muy en serio que la máxima aspiración sexual de la humanidad se reduce a la hipertrofi a de un órgano. «¡Que no me quepa en la boca!». Pero qué has hecho Becky G…

De acuerdo con un informe presentado en 2011 por la Sociedad Cubana de Urología, la media en nuestro país para un pene erecto varía entre los 11 y los 15 centímetros. No obstante, la experiencia práctica indica que los hombres con miembros más pequeños y, sin problemas de erección, son perfectamente capaces de estimular, excitar, lubricar y provocar el orgasmo a sus parejas durante las relaciones coitales.

Sin embargo, amén de que la isla ocupa el puesto 19 en el ranking mundial de los 50 países cuya población masculina está mejor «equipada», con 15.85 cm como promedio —el servicio web TargetMap realizó dicho estudio en 2018 e incluyó 80 naciones—, existe una altísima demanda nacional de cirugías para agrandar el pene.

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Según el doctor Ramiro Fragas Valdés, máster en Sexualidad y miembro de la Asociación Americana de Urología (AUA por sus siglas en inglés), aun cuando el interés público suele ser bastante elevado, en la práctica se realizan muy pocos de dichos procedimientos quirúrgicos.

La clave reside en poner al tanto a los «inconformes» sobre los muchísimos inconvenientes y exiguas ventajas de someterse a un proceder que, escasamente, le añadirá uno o dos centímetros más a sus penes. El especialista alega que la falsa teoría de endilgarle a la longitud la responsabilidad por el pobre desempeño sexual del hombre, constituye una desacertada suposición que los limita  de centrar su análisis en otras carencias de tipo afectivo, psicológico y sociocultural.

«Todas las personas deberían saber que la mujer tiene muchas zonas que participan del erotismo. La sensibilidad mayor se encuentra en el clítoris y en la entrada de la vagina, principalmente en la cara anterior de su tercio externo, donde terminan las raíces de los cuerpos cavernosos del clítoris (coincidiendo con el controversial y mundialmente famoso punto G).

«Por tanto, no es necesario que el pene sea demasiado largo para que estimule esa área durante el coito con penetración», expresó el Dr. Fragas Valdés en un reportaje publicado por el diario Juventud Rebelde en la edición del siete de octubre de 2011.

Pero en nombre de relaciones agonizantes —y no precisamente porque los espacios a llenar se localicen «al sur de la garganta»—, de falsas percepciones sobre la masculinidad, y bajo el peso de una cultura patriarcal que deshereda y apabulla al hombre que no actúe por obra y gracia de la testosterona, se aplauden errores irreversibles.

Por un par de centímetros de más, la famosa cirugía de alargamiento, o penoplastia, no solo puede provocar secuelas estéticas y en el funcionamiento del órgano, sino otros daños vasculares y del sistema nervioso que interfi eren con la erección.

Algunos dicen que sus parejas no se conforman, que no les satisfacen… ¿Y si la tal decepción trasciende a las medidas? ¿Y si lo que no funciona es la relación? Amor propio: piensen en eso. Nunca seremos buenos para alguien si antes no nos queremos lo suficiente. ¡Y confi anza, hombres!, que en el buen sexo pesa más la actitud que la talla de la ropa interior.

Por: Liena María Nieves Portal (Vanguardia)

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